Si hay algo que personalmente me cansa son los wargames a puntos. Cuatrocientos contra cuatrocientos, mil quinientos contra mil quinientos, lo que sea. No digo que esté mal, tiene su razón de ser en torneos o para batallas improvisadas, solo digo que me aburre, mucho.
Hay conceptos establecidos que considero inaceptables.
La panacea de los puntos, la igualdad de oportunidades me pone frenético. ¡Espabila! la vida no es justa. Los ejércitos no acuerdan previamente las condiciones del “partido” para igualar los “puntos”. Si yo puedo machacarte con un diez a uno lo haré.
Los terrenos neutros, simétricos y preestablecidos. ¿Cómo? Vamos al “batallódromo” como todas las tardes. “Quita ese bosque que molesta la maniobra de mis caballeros” “Una colina a cada lado para desplegar bien la artillería”. ¿Qué? Una cosa es que lo hiciera Darío (que así le fue) otra que en cada batalla hagamos lo mismo.
La “inteligencia perfecta” en sentido militar (no me refiero al CI, que de eso el gremio suele ir bien servido). Cuantas veces he oído “hoy voy a jugar con…” ¿cuántas veces intercambiamos listas con el contrario antes del despliegue?
¿Cuántos generales contaban con esas ventajas? O peor aún ¿Es divertido contar con esas ventajas? Los wargames son juegos en los que debe primar la decisión (a veces hasta inteligente); el jugador decide como despliega, donde ataca y con qué, y como contrarrestar a su enemigo. La incertidumbre, la niebla de guerra, es un pilar indispensable de la estrategia y de la táctica e introducirlo en el juego hace este mucho más satisfactorio.
Pero la insistencia enfermiza, generada por los juegos de torneo, por la igualdad de oportunidades, por saber qué y donde nos vamos a encontrar hace que perdamos mucha de la pasión asociada al juego. Os pongo un ejemplo:
Caso a) Jugamos a 1500 puntos por bando, elegidos en plan “power player” de las listas correspondientes (SS, Guardias, tigres y Iosef Stalins), intercambiamos las listas para poder ver lo que lleva el contrario y los alineamos en la mesa y empezamos a tirar dados. ¿Divertido? Sí, pero a la larga, cansino.
Caso b) Jugamos un escenario de defensa. Nuestra brigada debe defender el paso del río hasta la llegada de refuerzos frente a un cuerpo de ejército enemigo. El tiempo juega a nuestro favor y la ventaja numérica a favor del enemigo. Si perdemos habrá sido una derrota heroica. Si vencemos, si prevalecemos ante la superioridad aplastante de nuestro enemigo, nuestros nietos oirán hablar de esa victoria (acabarán hartos de oírnos contar la misma historia una y otra vez).
Desde siempre el wargame ha ido asociado a la figura del árbitro, igual que en los juegos de rol. No es tan complicado encontrar escenarios interesantes, o prepararlos como se prepara una partida de rol, basados en batallas reales o no, que dan ese “algo más” a las partidas.
Esto es aplicable a los wargames históricos y a los de fantasía. ¿Qué es preferible? ¿La crónica cansina del enésimo encuentro entre 1000 orcos y 300 elfos en la llanura anodina? o ¿la gesta inmortal de cómo el Principe y sus veinte compañeros sucumbieron bajo la horda verde defendiendo el Estandarte Real hasta el último hombre (o elfo)?
Tremendo, no falta razón.
Ahora que jugamos ciertos jugos de fantasía con escenario predefinido, y juegos de estrategia con lo mismo, me comienzo a dar cuenta de esto, que no es tan divertido hacer un ejercito (que en mi caso siempre está «mal») para disparar y disparar y cuando toca, asaltar.
Alguien se ha dado cuenta que la mitad de las batallas que jugamos en campos aleatorios nos dejan (en muchos casos) con el culo al aire porque «no tengo dónde proteger los flancos de mi king tiger»??? (o de mi división de panzer 4, o de arqueros, o de piezas de artillería). Con lo que al final se resume todo a un «yo no me acerco primero, que el que primero salga de la covertura es el que lleva las de perder» y ala, a esperar en modo «seta» todo el mundo con una linea disparando todo lo que tiene.
Buen articulo, esperamos más.
Un _Abrazo!!!
Las listas a puntos han envenenado muchos juegos. Yo he visto despliegues simétricos sobre verdaderas mesas de billar, y no sólo en juegos fantásticos. La única estrategia que había ahí se había hecho la noche anterior al escribir las listas.
Bueno, yo soy mas bien nuevo en este mundillo, solo llevo 2 años, pero si es cierto que muchas veces he pensado que despues de llevar jugando 10 años, con campos de batalla y ejercitos premeditados tenia que acabar cansando, pero tambien es verdad que al final es juego, y como en todo juego de cierta manera se tienen q definir reglas para casi todo, por aquello de mantener un equilibrio, sobre todo en misiones en las que gana el ultimo hombre en pie.
Buenas.
Jesús, es un artículo SOBERBIO. Estoy contigo completamente en que es mucho más divertido jugar escenarios que jugar batallas campales. De vez en cuando sí que es interesante, lo mismo que en torneos, pero para el día a día mejor escenarios…
Un saludo.
Absolutamente de acuerdo con tu argumentación gehiegi, es mucho mas bonito y memorable resistir contra un enemigo abrumador, además de que sirve de memorable charla-coloquio-chanza con tus compañeros de afición al respecto.
Todavía me echan en cara cuando jugando al Empire in Arms, como mis 100.000 rusos al mando de Kutusov sucumbieron ante los 20-30.000 franceses al mando de un mando secundario de Napoleón (y es que la elección de táctica fue nefasta y las tiradas francesas fueron todas de 5s o 6s y las de persecución de caballería ni te cuento). Vamos que me fui a Moscú con medio ejército y de ahí no salí en un año y pico de partida mientras el gabacho se comía media Rusia.
Sobre wargames con minis tengo menos experiencia pero si tuviera que enfrentarme en una partida igualada a puntos intentaría hacerla al menos mas competitiva, no enseñando listas y por supuesto colocación de medio escenario cada bando, pero en el lado del contrario, intentando poner pegas a su posible despliegue.
Figor dixit
Muy bien señor Jesús. Se nota que peina usted canas en estos asuntos.
Saludos
luego me llaman loco cuando juego listas estravagantes y salidas de la torcida mente algun enfermo extremo de psiquiatrico, pero me pasa eso, me aburre el «setismo» (quedarse quieto disparando hasta que este despejado el camino) o el horda (mucha gente corriendo pa`alante y ganar por aplastamiento), al menos las listas raritas le dan ese toque divertido a la aprtida estandar.
la pregunta es: porque no buscamos escenarios diferentes en los juegos q ya dominamos? vagancia?
Bién !! totalmente de acuerdo, esa siempre ha sido mi opinión, por eso mi cansina «obsesión» por los juegos de campañas, y creo que el amigo SAM MUSTPHA, con el futuro Blucher va a facilitarme por fín la herramienta que tanto anelhava.
Mención a parte el LASALLE, con sus listas de éjercito atacantes/defensores, pueden gustar más o menos pero para mi son una bendición.
Yo a Lasalle todavía no he jugado una partida con lista de torneo 😀
Y el grupo que más se mueve por aquí igual. Mira que no sobran enfrentamientos de división, cuerpo de ejército en el periodo
Yo creo que es una cuestion de saber perder, mas que de reglamento.
El power player nato SIEMPRE va a buscar el exploit de cada regla.
La derrota suele ser anticlimatica, pero cuantas pelis epicas recordais, asi a bote pronto, con finales dramaticos al estilo El Alamo, o Amanecer Zulu?
Imaginad un escenario, en el que REALMENTE quien gana es quien pierde hasta el ultimo hombre…